El 10 de diciembre de 1992, la guatemalteca Rigoberta Menchú Tum hacía historia para Guatemala al ganar el Premio Nobel de la Paz, por su activismo en defensa de los derechos humanos de los pueblos indígenas del país. Hoy se cumplen 32 años de dicho acontecimiento.
En ese momento, el nombre de Menchú Tum se hizo popular en el mundo, convirtiéndose en la primera indígena, y en la más joven, en recibir el prestigioso galardón otorgado por Comité Noruego del Nobel.
“Considero este Premio, no como un galardón hacia mí en lo personal, sino como una de las conquistas más grandes de la lucha por la paz, por los derechos humanos y por los derechos de los pueblos indígenas, que a lo largo de estos 500 años han sido divididos y fragmentados y han sufrido el genocidio, la represión y la discriminación”, dijo Rigoberta Menchú Tum en su discurso de aceptación del Premio Nobel en 1992.
Menchú Tum nació el 9 de enero de 1959, en Chimel, municipio de San Miguel Uspantán, en el departamento de Quiché. Es descendiente de una familia maya y creció en una Guatemala afectada por el conflicto armado entre el gobierno y la guerrilla. Todo esto sumado a la pobreza, discriminación racial y la violencia que durante décadas ha padecido la población indígena.
El impacto de una cruel sociedad la llevó a involucrarse desde temprana edad en diversas causas sociales. Participó ademas en foros internacionales para denunciar las desigualdades económicas, sociales, culturales y políticas dentro de Guatemala. Con resultado sufrió la persecución política e inclusive llegó a vivir en el exilio.
Uno de sus mayores logros ha sido su contribución a la elaboración de la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas en la ONU. También creó la Fundación Vicente Menchú, con la misión de contribuir a recuperar y enriquecer los valores humanos para la construcción de una ética de paz mundial, a partir de la diversidad étnica, política y cultural de los pueblos del mundo.