El inicio del mes de noviembre marca dos de las festividades más importantes para la conmemoración de aquellos que ya partieron de este mundo, el Día de Todos los Santos y el Día de los Muertos. Popular a lo largo de toda Latinoamérica, varios otros otros países a lo largo del mundo cuentan con su propia versión para esta celebración, y hoy te presentamos tres de ellas, que aunque varían entre sí, al final todas coinciden en que forman parte de la identidad cultural e idiosincrasia de cada nación.
México, el país referencia del Día de Muertos
México es el país que nos transporta automáticamente al Día de Muertos. El 01 y 02 de noviembre, los cementerios de todo el país atraen a miles de visitantes y lugareños que adornan tumbas con velas, flores de cempasúchil, fotografías, platillos y todos los elementos favoritos del que ya partió de este mundo. En distintas partes del país se desarrollan desfiles, donde abundan las catrinas, los esqueletos y calaveras, que tornan el ambiente en toda una festividad con comida típica de la fecha, dulces y música.
Altares en las casa, pan de muerto, y la espera de aquellos que por un día vuelven al mundo de los vivos para reunirse con sus seres queridos, hacen de esta festividad en México, una de las tradiciones más propias de la cultura mexicana.
Haití y los rituales vudú
Conocido como Guédé, o “festival de los muertos”, los días 1 y 2 de noviembre los ropajes rojos y negros y tocados con pañuelos morados, visten a los haitianos que bailan en las calles de Puerto Príncipe al ritmo de la música. Las procesiones van camino de los cementerios, a lo largo del país, donde donde las sacerdotisas Mambo realizan rituales de conmemoración, los que bañan cruces de madera en ron para prenderles fuego, mientras los vivos depositan flores, comida o café en las sepulturas de sus familiares.
Haití es máximo exponente del vudú en Latinoamérica, producto de la llegada de esclavos africanos, que infirieron en el desarrollo de esta cultura.
Filipinas y la celebración “Undas”
“Undas” es una palabra tagala que procede del español “honrar”, da vida a la celebración filipina del Día de Muertos. En los cementerios, los visitantes montan enormes banquetes, con mucha bebida y los juegos de naipe, la afición nacional. Karaokes, hogueras y la peregrinación de los filipinos desde la localidad en que se encuentra y hasta los cementerios de sus ciudades de origen, forman parte de esta tradición.