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El martes, el nuevo gobierno de Javier Milei anunciaba una serie de medidas y reajustes, propósito de “atajar la inflación galopante y enderezar las distorsiones de la economía”, no obstante, alejado de ello, en los sectores bajos de la sociedad argentina, las medidas se tornan angustiantes, dada la difícil situación económica.

El plan del presidente contempla una reducción de los subsidios al transporte y energía que conllevará un incremento del precio de los boletos de autobuses, del metro y de los trenes, así como de los servicios de luz y gas.   A esto se suma el despido de empleados públicos, la devaluación del peso y la suspensión de la obra pública.

“Si sube más (el boleto), el sueldo se me va en transporte”, dijo a The Associated Press Julia González, de nacionalidad paraguaya y residente en Argentina desde hace más de una década.

No obstante, en esos mismos sectores de la sociedad se tiene puesta la confianza en Milei “para que Argentina salga adelante”.

Según el líder de La Libertad Avanza, el ajuste fiscal será duro aunque inevitable para evitar la caída del país por el precipicio. Actualmente, la inflación en Argentina es del 160.9% anual, y Milei ha advertido que la subida de los precios “viaja a un ritmo de entre 20% y 40% mensual para los meses entre diciembre y febrero”.

“Si ponemos todos un granito de arena, vamos a salir; tengo esperanza en este gobierno, si no tenés esperanza chau, estamos muertos”, dijo Jorge Martínez, de 64 años y quien trabaja como pintor de brocha gorda a AP.