La campaña presidencial de Kamala Harris finalizó en medio de una considerable deuda de al menos 20 millones de dólares, según informó Christopher Cadelago, jefe de la oficina de Politico en California. Cadelago publicó en X (antes Twitter) que, a pesar de haber recaudado más de mil millones de dólares y tener 118 millones en sus cuentas el pasado 16 de octubre, la campaña de Harris no logró evitar este déficit millonario.
En contraste, Donald Trump fue elegido presidente por segunda vez, logrando 295 votos del Colegio Electoral, 25 más de los necesarios para asegurar la victoria, según informó The Associated Press (AP). Además, Trump lidera en los estados clave de Nevada y Arizona, que suman 17 votos electorales entre ambos, y se perfila para ganar el voto popular.
A pesar de los esfuerzos de la campaña de Harris por captar votantes en los estados disputados, invirtiendo en publicidad y estrategias innovadoras —como banners sobre partidos de la NFL y anuncios en el impresionante Sphere de Las Vegas— los resultados no fueron los esperados. A este gasto publicitario se sumaron altos costos operativos que llevaron a la campaña a gastar cerca de 1.1 mil millones de dólares en publicidad, según AdImpact, sin lograr conectar su mensaje económico con los votantes.
Mark Shanahan, experto en política estadounidense, señaló que Harris nunca logró transmitir con claridad su mensaje económico ni captar a los votantes como lo hizo Trump. “Los demócratas subestimaron, una vez más, el atractivo de Trump”, afirmó Shanahan. Además, señaló que la falta de tiempo para que Harris se presentara plenamente al electorado afectó su impacto en temas críticos como la economía y los derechos reproductivos.
El equipo de Harris ha empezado a buscar formas de cubrir la deuda acumulada, incluyendo la venta de listas de contactos de recaudación de fondos a otras campañas y grupos externos. En su discurso de concesión en la Universidad Howard, Harris aceptó el resultado y reafirmó su creencia en la promesa de América, pero el desenlace de su campaña deja dudas sobre la viabilidad futura de su liderazgo en la política nacional.
Este inesperado desenlace plantea preguntas sobre el futuro del partido demócrata y las estrategias que deberá considerar para competir con el fenómeno mediático y los mensajes directos de Donald Trump, quien continúa capturando la atención y el apoyo de amplios sectores del país.