En 1996, en las profundidades del Lago de Atitlán, ubicado en el departamento de Sololá, se produjo uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes del país: Samabaj, una ciudad Maya que se encuentra bajo las aguas del lago y que fue abandonada allá por el año 200 d.C.
Desde su descubrimiento, Samabaj ha sido investigada por arqueólogos internacionales develando nuevos detalles sobre su historia. Hoy te contamos un poco más sobre ella.
Su descubrimiento
El descubrimiento de Samanaj se produjo un día en el que el buceador Roberto Samayoa se encontraba explorando las profundidades del cuerpo de agua, cuando de repente, en el lecho del lago unos 20 metros de profundidad, encontró fragmentos de cerámica y otros elementos que no pasaron inadvertidos, pues parecían hechos por el hombre. Posteriormente entendió que dichos restos pertenecían a una a un asentamiento maya que se alzó en una pequeña isla del lago y que fue bautizado como Samabaj –“sam”, por el apellido de su descubridor y “abaj”, del vocablo maya que significa “piedra”.
Las nuevas exploraciones de Samabaj
En 2008, una nueva exploración a cargo de la guatemalteca Sonia Medrano, ubicó diversas estructuras bajo el agua, entre ellas: graderíos, estructuras circulares, elementos de amarre de embarcaciones y un espacio que los investigadores denominaron Plaza Cerrada, un recinto probablemente destinado a usos rituales y públicos.
Una nueva investigación realizada en 2022 permito a los arqueólogos relocalizar y georreferenciar estructuras, estelas y edificios de este asentamiento: “Con esta planimetría podemos hablar de un sitio que mide, al menos, 200 por 300 metros”, ha informo la arqueóloga Helena Barba.
¿Por qué se hundió Samabaj?
De acuerdo con los expertos, ya que el lago es de origen volcánico, Samabaj fue víctima de una erupción en el pasado, que causó el colapso de la parte inferior de la isla sobre la que se asentaba la ciudad, aumentó el nivel de las aguas y obligó a sus habitantes a abandonar el lugar.
Datando del Preclásico Tardío maya, entre los años 400 a.C. y 250 d.C., Samabaj aún está rodeado por muchos enigmas, sin embargo en su investigación se ha tratado de respetar el carácter sagrado que el lugar tiene para las comunidades indígenas de los alrededores del Lago de Atitlán.
Con información de National Geographic.