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Tras el estallido de la guerra en Ucrania, más de 1,300 escuelas han sido destruidas y no han podido operar. Sin embargo, un grupo de instituciones ha sobrevivido la devastación en el país y lo hacen con refugios antibombas y alarmas antiaéreas a fin de proteger a los estudiantes. 

Por segundo año consecutivo, desde el inicio de la guerra, estudiantes y docentes se enfrentan a la realidad de aprender en medio de un conflicto bélico.

“El inicio del curso escolar, ese momento en el que los niños y las niñas vuelven a las aulas y cuentan a sus amigos y maestros las aventuras vividas durante el verano, debería ser emocionante y prometedor. Sin embargo, en Ucrania, lo que sienten cuatro millones de niños y niñas es inquietud. Los estudiantes vuelven a las escuelas con historias de destrucción, sin saber si sus maestros y amigos estarán allí para recibirlos”, dice la Directora Ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell.

Miles de escuelas de todo el país han quedado dañadas o destruidas, y el Gobierno solo ha considerado seguros y aptos para la reapertura menos del 60% de los centros escolares. 

“Las escuelas de Ucrania necesitan urgentemente recursos para construir refugios antiaéreos en lugar de áreas de juego, y los niños no reciben formación sobre seguridad vial, sino sobre municiones sin detonar”, añadió Catherine Russell.